Ser famoso es complicado, pues a ratos se lleva y a ratos no. Cuando subo a un escenario a expresar mi música y mis canciones, soy la persona más feliz del mundo, pues hago lo que me gusta y desde niña he deseado, ¡Mi gran sueño, ser FAMOSA! Pero cuando me bajo de ese mismo escenario la realidad se convierte en: firmar miles de autógrafos, ver y saludar a los fans, tener siempre la sonrisa en la cara (aunque no sea mi mejor momento), coger aviones, preparar equipaje, viajar de un lado para otro, estar lejos de la familia, no tener casa fija, no poder salir con mis amigas, etc. Todo esto siempre ocurre con la persecución de los "paparachis".
En conclusión, ser famoso es perder parte de la privacidad de uno mismo, ya que mi vida profesional se la debo al público y el público es mi vida.
María Acosta